Época: Egipto Grecorromano
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Siguientes:
El templo de Horus en Edfú
El templo geminado de Kom Ombo
El templo de Hathor en Dendera
El templo de Khnun-Re en Esna
Los monumentos de Philae

(C) Antonio Blanco Freijeiro



Comentario

Alejandría, fundada por Alejandro a fines del 332 en el extremo occidental del Delta, casi fuera de Egipto, era todo un síntoma de la inviabilidad de la fusión de lo griego con lo egipcio. Grecia había adoptado muchas ideas y formas de Egipto, pero nada de su mentalidad. El egipcio pensaba en imágenes; el griego en conceptos. La escritura jeroglífica y la escritura alfabética eran exponentes de esas mentalidades; la primera podía simplificarse en la hierática y la demótica, pero no alfabetizarse. En la piedra de Roseta y en cuantos otros bilingües poseemos, las escrituras pueden yuxtaponerse, pero no fusionarse. Manetho tuvo que dotar a los faraones de nombres griegos que un egipcio no hubiese entendido fácilmente, como un sueco no sabe que cuando Quevedo dice Belestán se refiere a Wellenstein. Cuando Ptolomeo se percató de la dificultad de la fusión grecoegipcia, trasladó su residencia a Alejandría y selló el destino de la ciudad como polis griega, abierta al mar y muy pronto la más rica del mundo.
Esa decisión no impidió que los Ptolomeos se presentasen ante sus súbditos como herederos y continuadores de los faraones y que, para uso interno, adoptasen nombres muy similares a los tradicionales en ellos, y supieron ganarse la buena voluntad de las élites sacerdotales mediante generosas obras y donaciones a los templos.